¿Qué relación tiene la longitud de los dedos anular e índice con el consumo de más o menos alcohol? Según las conclusiones de una investigación publicada en el American Journal of Human Biology, en la que participaron 258 estudiantes universitarios, existe una conexión profunda entre estas dos características. Específicamente, tener el dedo anular más largo que el índice parece correlacionarse con una mayor predisposición al consumo de bebidas alcohólicas. Aunque varios científicos se muestran escépticos ante esta línea de investigación.
Hablemos del estudio
Demos un paso atrás: ¿por qué los autores se hicieron esa pregunta? Pues bien, publicaciones anteriores exponen que los altos niveles de niveles de testosterona antes del nacimiento influyen en la longitud de los dedos de las manos y, al mismo tiempo, en la predisposición al consumo de alcohol. «Se sabe que los pacientes adictos a bebidas embriagantes tienen los dedos anulares muy largos en comparación con los índices, lo que sugiere una mayor exposición a la testosterona que a los estrógenos», explica John Manning, de la Universidad de Swansea, Reino Unido, coautor de la publicación y de varios artículos relacionados con esta línea de investigación.
Para comprobar si esta suposición podía extenderse también a las personas que no son adictas al alcohol, el equipo contó con la participación de 169 mujeres y 89 hombres, todos estudiantes universitarios, a los que se les midió la longitud de los dedos y se pidió que rellenaran un cuestionario sobre su consumo. El análisis demostró que quienes tenían el dedo anular más largo que el índice tendían a beber más alcohol.
¿Qué dicen los demás científicos?
Según una noticia publicada en la revista Science, muchos científicos se muestran escépticos con esta línea de investigación y afirman que la relación entre la longitud del dedo anular y la del índice; conocida como «relación 2D:4D», no tiene ninguna relevancia científica. «A lo largo de 20 años, se han publicado más de 1,400 estudios sobre el tema, en los que se especula sobre las correlaciones más diversas», se lee en la nota.
Uno de los principales motivos de escepticismo es que los niveles hormonales a los que está expuesto un feto antes de nacer no pueden medirse directamente en humanos, y se dice que la base de esta línea de investigación se fundamenta principalmente en análisis a modelos animales. Además, algunos de estos estudios arrojarían resultados discordantes. «No creo que la longitud de los dedos sea una medida ‘fiable’ del entorno hormonal temprano», comenta Melissa Hines, experta en psicología y neurociencia de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.